jueves, 3 de septiembre de 2009

Jornada continua: los alumnos tienen menos posibilidades de defender sus intereses que los docentes

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En relación con el post “El proceso de modificación de la jornada escolar” publicado el pasado 31 de agosto, me gustaría añadir una pequeña reflexión personal que hice cuando nuestra escuela propuso modificar el horario escolar.

Creo que cuando nos referimos a modificar la jornada escolar, estamos mezclando dos temas muy diferentes: uno educativo (el horario escolar de los alumnos) y otro laboral (el horario de trabajo de los docentes). Estos temas deberían ser tratados por separado porque los alumnos y los docentes tienen necesidades diferentes y es posible que el horario que más conviene a unos no sea bueno para los otros o los perjudique.

Los docentes, como cualquier trabajador de cualquier colectivo, están en su derecho de intentar mejorar sus condiciones laborales. Creo poder afirmar que la jornada continua es un horario que a todos los trabajadores les gustaría tener. Con la legislación actual, para que los docentes puedan conseguirla, tienen que convencer a las familias de que la jornada continua es mejor para la educación de sus hijos y motivarlas para que voten a favor del cambio de horario.

En estas circunstancias, no me parece adecuado que los docentes supervisen todo el proceso de modificación de la jornada escolar (reunión informativa, debate, votaciones, escrutinio, seguimiento) porque no se garantiza la imparcialidad de este proceso.

Pero creo que hay otro problema importante, y es que mientras cada madre y cada padre intenta defender los intereses de su hijo como puede (a veces con la ayuda de su APA, pero desafortunadamente no siempre es el caso), los docentes lo tienen mucho más fácil porque ellos están organizados, cuentan con el asesoramiento de sus sindicatos y los consejos de sus abogados. En este sentido, creo que los alumnos están en desventaja y no tienen las mismas posibilidades de defender sus intereses que los docentes.

Mail enviado por Patricia.

9 comentarios:

Fran dijo...

Hola.
Me ha parecido muy interesante el post de Patricia. Creo que tiene razón y que tal y como se plantea actualmente el proceso de modificación del horario escolar, los alumnos no tienen ninguna garantía de que su horario escolar sea el que mejor se adapte a sus necesidades de aprendizaje.

Anónimo dijo...

Es un planteamiento muy coherente. Quizá sea ya tiempo de hacer un análisis de esta situación y replantear el proceso.

Susana dijo...

El proceso en su conjunto es más que discutible: favorece los intereses de los docentes y perjudica los intereses de los niños. Las normativas tendrían que revisarse urgentemente antes de continuar implantando un horario que quizás, no es el más adecuado para la educación de los menores.

ANDREA dijo...

Yo creo que cualquier procedimiento de modificación de la jornada escolar debería garantizar que se implantará en todos los casos, el mejor horario escolar para la educación de los niños.

El procedimiento actual no lo garantiza, porque los docentes tienen un interés personal en conseguir que se implante la jornada continua y controlan todo el proceso.

Las normativas deberían revisarse para evitar esta situación, porque no es equitativa ni imparcial y, en consecuencia, perjudica a los alumnos.

Onyx dijo...

Visto así, parece que los niños negocian su jornada escolar con los docentes y sus sindicatos.

Anónimo dijo...

Se supone que tenemos que educar en la democracia y resulta que el proceso para decidir el horario escolar que más conviene a los niños, no lo es.

Lucía dijo...

Creo que la observación de Patricia es muy acertada. Los niños están en clara desventaja respecto a los docentes.

pablo dijo...

Pues yo creo que todo esto es muy alarmante. El sistema actual no garantiza en absoluto que el horario escolar de los niños sea el más idóneo para su educación. Y viendo los resultados del último informe PISA y el alto porcentaje de fracaso escolar en las comunidades que tienen implantado la jornada continua desde hace años, deberíamos reflexionar seriamente sobre el tema.

Eloy dijo...

La ley y las normativas actuales referentes a la jornada escolar, provocan una situación que enfrenta los intereses de los alumnos y de los intereses de los docentes. Yo creo que el debate debería centrarse exclusivamente en determinar cual es el mejor horario para la educación de los niños, nada más. Siempre me ha parecido que los argumentos a favor de la jornada continua, en vez de demostrar la eficacia de este horario, sólo intentan convencer a las familias de las bondades de este horario. Ahora entiendo el motivo. Y no me gusta, porque estoy convencido que todo este proceso está perjudicando, y mucho, la educación de los menores.